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El Ć”rbol efĆmero.
SegĆŗn una leyenda india, al principio el Gran EspĆritu dormitaba en la nada. En Ć©l despertĆ³ el sueƱo y en la noche soĆ±Ć³ la luz.
Este fue el primer sueƱo.
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Los sueƱos engendran otros sueƱos. A su vez, la luz comenzĆ³ a soƱar. Era Ć©ter, soƱaba con la materia. AsĆ apareciĆ³ la Tierra. Madre Tierra.
Este fue el segundo sueƱo.
Durante siglos, la Tierra dio forma al paisaje, creando montaƱas y minerales. Aparecieron oro y cristal. Entonces ellos tambiĆ©n comenzaron a soƱar. Eran tan puros, tan duros que soƱaban con ternura, flexibilidad y fragilidad. AsĆ apareciĆ³ la flor.
Este fue el tercer sueƱo.
Pero la flor crece. Ella dio a luz bayas, frutas, Ɣrboles. Por supuesto, los Ɣrboles son de ensueƱo. Ellos, tan enraizados en la Tierra, soƱaban con correr libres.
Este fue el cuarto sueƱo. [1]
Los Ć”rboles son la memoria de nuestros antepasados, llevan en sĆ los cantos y leyendas del mundo. Los Ć”rboles estĆ”n hechos de la savia de los sueƱos, sacando fuerza de sus raĆces en cada una de nuestras acciones. Son los portadores de semillas para que aquĆ y ahora comience nuestra historia.
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āLos verdaderos amigos son como los Ć”rboles
Extienden sus brazos, no se doblan
Suben hacia la luz
Eso es lo que los hace felices".
Los verdaderos amigos son como los Ć”rbolesā Julos Beaucarne
Los Ć”rboles de nuestros paĆses son sanadores, portadores de esperanza. Hasta donde me llevan mis recuerdos, hasta donde me dice el viento, en cada plaza del pueblo, a menudo frente a la iglesia, hay un Ć”rbol. AquĆ es donde nos reunimos, donde nos amamos, donde nos damos nuestros primeros besos. Es bajo el Ć”rbol que hacemos justicia o anunciamos los grandes momentos de la vida. Ćrbol de palabrerĆa en Ćfrica, se convierte en lugar de sabios.
Si caminas hacia Mons, cerca del ChĆŖne du Pouilleux, o si un tilo cerca de Lieja estĆ” cubierto de clavos, significa que en algĆŗn lugar, a fines de la Edad Media, en nuestro paĆs, en BĆ©lgica, habĆa Ć”rboles de clavos. Te sanaban del mal, si frotabas el clavo en la parte enferma y lo clavabas en el tronco. Gracias a que sus raĆces se hundĆan tanto en la tierra, el Ć”rbol tenĆa el poder de enviar el mal De vuelta al infierno.
MĆ”s cerca de casa, en el Brabante ValĆ³n, habĆamos cambiado los clavos por trapos y el paisaje estaba formado por āĆrbol-Ć”rbolā. Estos Ć”rboles chamanes, rodeados de hilos y telas, salpicados de colores y oraciones, tenĆan la misiĆ³n de curar, de transformar dolencias.
Los Ɣrboles siempre han rezado.
Es su trabajo.
Ćrase una vez, no hace mucho, muy cerca de aquĆ, en Tourinnes-la-Grosse, habĆa un majestuoso castaƱo. Se sentĆ³ entronizado como todos los Ć”rboles de esta presencia en el patio frente a la iglesia, la escuela y el cementerio. Se decidiĆ³ que era hora de cortarlo. Por quĆ© ? No sĆ©, ese no es el punto. Lo que sĆ recuerdo, sin embargo, es que todos los amigos, todos los vecinos protestaron, para salvar el Ć”rbol. Nada ayudĆ³, el destino del castaƱo estaba sellado !
Durante los Ćŗltimos dĆas del Ć”rbol vino gente de todas partes para celebrarlo, honrarlo y agradecerle. El castaƱo, movido por tanta solicitud, se puso a rezar, a soƱar.
Le pidiĆ³ a la Madre Tierra que lo ayudara a transformar esta hermosa energĆa. Como no pudo sobrevivir, que Ć©l, como un fĆ©nix, renazca de las cenizas. La Madre Tierra le dice al Ć”rbol que hable con las hadas.
ĀæSeguro que ya no crees en las hadas? Ā”Sin embargo, existen ! Eso sĆ, no en forma de libĆ©lula rosa, equipada con una varita mĆ”gica y ataviada con una ridĆcula falda hecha de hojas.
Las hadas habitan en nuestros corazones. Aunque invisibles, despiertan cada vez que los llamamos por su nombre de pila. Se llaman coraje, benevolencia, esperanza, solidaridad. No tiene sentido contarlos, ya que hay tantos. Se dan cuenta sĆ³lo de los deseos del corazĆ³n y para cumplirlos, se van volando. Es importante soltar : Ā”un hada atrapada no te servirĆ” de nada ! Obviamente, como tienen un carĆ”cter propio, solo lo hacen a su manera y los deseos a veces toman formas inesperadas ! Algo siempre cambia cuando lo deseas sinceramente. El Ćrbol de Tourinnes rogĆ³ a las hadas que volvieran a contar sus historias, a ser siempre portadoras de amor y sanaciĆ³n. En la maƱana del 19 de diciembre de 2007, las hadas se fueron volando mientras caĆa el Ć”rbol de su amado Ć”rbol.
"Incluso los Ɣrboles cortados rezan" Julos
Asi amigos, volvio el arbol !
Hay en la Tierra, flores efĆmeras que crecen y dan fruto en un dĆa. Las hadas traviesas habĆan decidido responder al Ć”rbol de esta manera : podrĆa volver cada aƱo, a principios de otoƱo durante 5 dĆas. El tiempo de florecer, de dar sus semillas y sus leyendas, antes de volver a desaparecer.
La rosa de los vientos.
Escuchamos cantar :
ĀæFueron las hadas, el Ć”rbol mismo?
ā5 dĆas para escuchar y entender,
5 dĆas para brotar y juntarse de nuevo,
5 dĆas para convertirse en frutos llenos de esperanza,
5 dĆas para recibir las semillas, recolectarlas y replantarlas,
5 dĆas para darles a todos la energĆa para un nuevo comienzo. Ā»
El viento llevĆ³ este canto a los otros Ć”rboles, que a su vez lo transmitieron a los pĆ”jaros, luego a los niƱos, luego a los sabios. Leyendas y cuentos se transmiten de esta manera. Por eso se anunciĆ³ que el 19 de septiembre (oye, otro 19), todos los sabios y portadores de sueƱos se reunirĆan alrededor del Ć”rbol que saliĆ³ del descampado.
Se acercaba el otoƱo. Era el 19 de septiembre.
El primer dĆa al amanecer sun, el cielo se adornĆ³ con amarillo.
La tierra se abriĆ³ y el Ć”rbol creciĆ³.
Vimos venir de los 4 horizontes, aquellos que habĆan oĆdo el llamado del viento. Llegaron a pie, a caballo, en bicicleta o a bordo de nuevos medios de locomociĆ³n, ellos montaron sus tipis diminutas yurtas todas sus casas diferentes , ligero como plumas, salpicado de colores. Los viajeros estaban muy felices de volver a encontrarse, de compartir sus conocimientos. Discutieron su forma de vivir, de moverse, de vestirse. Aprendieron mucho el uno del otro. QuerĆan continuar el camino para no olvidar lo que habĆan aprendido. Tuvieron una gran fiesta esa noche alrededor del Ć”rbol para hacer una promesa. Todos, en memoria del color del amanecer, ataron una tela amarilla a una rama , sĆmbolo de su compromiso.
En un gran libro de promesas, todos escribieron lo que prometieron hacer.
En la noche vimos las hadas se tinterde jaune.
El segundo dĆa al amanecer sun, el cielo se adornĆ³ con bleu.
El Ć”rbol brotĆ³.
NiƱos y mayores se mezclaron en la fiesta, hablaron de lo que soƱaban para ellos y sus seres queridos, para su salud, de la necesidad de transformarse interiormente. Inventaron nuevas tecnologĆas y formas de comunicarse de forma humana, sostenible y armoniosa. No estaba claro cuĆ”l de los jĆ³venes o los sabios habĆa aprendido mĆ”s, pero por la noche, cerca del gran Ć”rbol, celebraron.
Para no olvidar lo aprendido, para seguir soƱando, en recuerdo de este amanecer azul, todos amarraron un trozo de tela bleu a una rama, sĆmbolo de su compromiso._cc781905-5cde-3194- bb3b-136bad5cf58d_
En el gran libro de las promesas, todos escribieron lo que prometieron hacer.
En la noche vimos a las hadas sonando de bleu.
Al tercer dĆa, al amanecer , el cielo se puso rojo.
El Ɣrbol estƔ floreciendo.
Todos los que habĆan trabajado duro durante la semana en las oficinas, empresas y en las casas se encontraron para descansar y tambiĆ©n para empezar a soƱar con una empresa liberada, con un mundo del trabajo de otro paradigma. Discutieron lo que ya habĆan descubierto, la economĆa circular, el autogobierno y muchas cosas mĆ”s. Lo mĆ”s importante fue descubrir que podĆan ser socios en lugar de competidores. Aprendieron mucho el uno del otro. QuerĆan seguir soƱando. Para no perder nada, ellos tambiĆ©n hicieron una gran fiesta por la noche alrededor del Ć”rbol, con todos los que ya estaban allĆ para hacer una promesa. AsĆ que todos, en memoria del amanecer rojo, ataron un paƱo rojo a una de las ramas, sĆmbolo de su compromiso.
En el gran libro de las promesas, todos escribieron lo que prometieron hacer.
En la noche vimos las hadas se tinterde rouge.
El cuarto dĆa, al amanecer el cielo se puso verde.
El Ɣrbol dio fruto.
Juntos, querĆan compartir un gran picnic alrededor del lago. Los hombres de la tierra que habĆan oĆdo hablar a los Ć”rboles se unieron a la fiesta para transmitir su prĆ”ctica de una dieta viva y en armonĆa con la Tierra. Hay tantas formas innovadoras de comer respetando nuestro planeta. Fue una fiesta de sabores y alegrĆa. Nunca en la memoria de un Ć”rbol se han conocido tantas alegrĆas y cantos. Cuando llegĆ³ la noche, ellos tambiĆ©n habĆan aprendido tanto que querĆan seguir soƱando para no olvidar. Alrededor del Ć”rbol, con todos los que ya estaban allĆ, en recuerdo del amanecer tan verde, todos amarraron una tela verde a una rama.
En el gran libro de las promesas, todos escribieron lo que prometieron hacer.
En la noche vimos las hadas se tinterde vert.
El Ćŗltimo dĆa, al amanecer el cielo estaba dorado.
El Ɣrbol estaba listo.
Este Ćŗltimo dĆa iba a ser un nuevo comienzo. El mismo Ć”rbol, que habĆa sido celebrado, que habĆa sido testigo de tantos hermosos impulsos, de tantas iniciativas, querĆa ofrecer su savia, un poco de su saber.
A su alrededor vibraba nueva energĆa, todos tenĆan los ojos llenos de estrellas.
El libro de promesas tenĆa registradas todas las acciones a realizar.
Uno a uno, hombres y mujeres reconciliados, en homenaje de amor, ofrecieron al Ć”rbol una tela dorada, sĆmbolo de esta nueva energĆa.
En la Ćŗltima pĆ”gina del libro de promesas, todos se comprometieron a regresar cada aƱo.
Y en la noche, vimos a las hadas tintinear con oro.
Finalmente a todos, reunidos a su alrededor, el Ć”rbol, antes de desaparecer, entregĆ³ sus semillas para reinventar la nueva sociedad. Se fue feliz de haber ofrecido a todos un respiro para discutir, reflexionar y actuar en conciencia, gracias a la fuerza creativa de su transiciĆ³n comĆŗn. RezĆ³ para que el maƱana fuera testigo de sus acciones, y que todo comenzara ahora.
ĆEl Ć”rbol emplumado
Escrito por BƔrbara Dauwe
Para el Festival Now !
Gracias a la inspiraciĆ³n de todos y cada uno.
[1](Libremente inspirado por 5erĆŖve- Patrice Van Eersel)